28.10.16

una tarde cualquiera

la ciudad gris y su cotidianidad me han estado asfixiando por semanas, la efervescencia del buen amante se ha esfumado pronto y el vacío implacable  ha vuelto. De pronto el buen ánimo me sorprende pero no quiero salir de casa; mi cuerpo sigue pesado, se revela, ahora hay una nueva lucha de poderes, la del cuerpo y la mente, no me asusta la pelea y las hormigas enamoradas de mis manos y piernas se han marchado derrotadas haciendo pucheros de cara triste, ¿donde estás miedo ahora? te espero y no pasa nada, supongo que el pánico va perdiendo a sus guerreros, la navaja que sobresale de mi ojo derecho sabe que la adopté y que ya no puede desencadenar las temibles migrañas de antaño. 
todo esto en una tarde cualquiera 


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