28.11.11

anhedonia

he vuelto a la ciudad gris hace algunas semanas, he vuelto a vivir sola y no me está gustando mucho; hace casi un año, cuando volví a casa de mi madre intentaba refugiarme en un lugar seguro, sanar mis heridas y alejar los fantasmas que me acechan, mientras viví allí nadie sospechó siquiera un segundo de mis silenciosas penas, ha sido todo un desafío poner mi mejor mi mejor cara y sonreír, bromear, adaptarme al modus vivendis de la pequeña ciudad que huí aún siendo chica, pretendiendo ser la misma de hace 15 años; mis padres siempre añoraron que volviera a casa y lo hice, pero lo hice mal usando caretas; oía a mi padre hablando de alguien a quien no reconocía: una persona fuerte, valiente, feliz, optimista, capaz de conquistar el mundo, ay! pa´ se te oía tan bien hablando así, bajé la cabeza esquivando la mirada directa de mi madre, evadiendo sus preguntas, permitiéndoles creer que soy la persona que siempre anhelaron...



vivir sola ya no es más lo mismo, da igual oir o no los cd´s que tanto he amado, los libros que aún no he leído andan perdidos en alguna caja, puedo entrar al súper y salir sin vino y sin flores, no he comprado un solo espejo para mi casa que aún huele a pintura y madera, no me maquillo porque ni eso ayudaría a cambiar mi cara de zombi, casi no reviso mis mails y ya no tengo insomnio, contrario a ello ahora me falta tiempo para dormir...

16.11.11

agonía

02- noviembre- 2011
Para qué contar mis penas al viento... quién podría oírlas si éstas se desvanecen como las nubes flojas a la distancia.
para qué pensar en cómo morir ahora ... si ya habrá tiempo para eso, aunque un día como hoy es preciso, así siempre tendré flores frescas en mi tumba...
es una tarde de aquellas en que la fantasía de la muerte vuelve a asomar a través de mis ventanales que tan prístinas y vanidosas estrenan cortinas, todo se estrena acá, el trabajo, los muebles, los vecinos, ropa y más vanalidades; he retornado a la ciudad gris con una sola maleta y la agonía de mi alma vieja que ahora se añeja más veloz que nunca antes

y si quiero morir no es por falta de amor, creo que siempre lo tuve a mi alrededor, a veces mucho ... a veces poco: me aman mis padres, mis hermanas, tan cándidas ellas con sus labores hogareñas; hace unos días intenté imitarlas en secreto, me puse un mandil y me eché a cocinar una receta de la familia, estrené unas ollas que por capricho me he comprado y costaron un sueldo entero pero la comida que sabe a gloria en casa de mi madre, acá no sabe a nada y me da lo mismo engullirlo o tirarlo al fregadero

quiero morir porque levantarme cada día es como jalar una tonelada de acero hacia cada lugar que debo ir, quisiera ser como aquél pajarillo que oigo trinar cada mañana, o una mariposa, o una lagartija, o un gato persa ... y dejar la humanidad que no la resisto más
quiero ligereza ....






16-noviembre -2011
en los últimos meses, después del suicidio de mi hermana he leído mucho sobre el tema desde los más diversos enfoques; hace unos días hablamos sobre el morir humano en la maestría que después de tanta postergación empecé este semestre; anoche hice mi primera visita a una mujer de 92 años más lúcida que muchos de 50, en fase terminal de un hepatocarcinoma y será mi paciente hasta que llegue el momento ...



cada día que pasa descubro que ya estoy muriendo, que mi alma pierde vitalidad con cada respiración, a cada minuto.
hay muchas formas de morir, una es como la que me pasa: cuando el alma nos abandona y quedamos vacíos, quedamos apenas como un saco de huesos y piel ...