5.7.10

Besos

Después del inolvidable y perfecto primer beso en mi vida he besado y he sido besada con muchos tipos de besos, los tiernos, los robados, los apasionados, los piquitos, los prohibidos, el beso árabe, los profundos, con mordiscos, … asumí que el lenguaje del preámbulo de los besos era uno no textual, un lenguaje subjetivo, sin palabras, sugerente, de miradas intensas, de miradas a lo femme fatal, de miradas suplicantes, un lenguaje que puede o no incluir caricias, una palma sobre el brazo, sobre el pecho, sobre el rostro … que suele acompañarse de un erizamiento de los vellos de la piel, de un estremecer del cuerpo ante la proximidad unos labios húmedos que deseas sentir, la curiosidad por descubrir el modo de besar del chico con el que empiezas a salir hace que ése momento sea uno de los expectantes… q a veces la espera hace que el deseo se intensifique aún más.

Puedo decir que más o menos así han transcurrido los besos por mi vida, hasta … si siempre hay un “hasta que”

Hace unos meses, mientras preparaba mi viaje a `patria que es una madre´, conocí a Ramón por una página de relationship, él buscaba una chica y yo a alguien con quién salir mientras durara mi permanencia allá, mientras nos conocíamos por la web descubrimos que teníamos muchísimo en común; quedamos en una cena a dos días después de mi llegada; era más guapo de lo creí pero menos alto … me puse lo más regia que pude, un vestido rojo y botas negras … me llevó a un restaurant muy elegantito, con la carta en catalán y un mozo demasiado idéntico al sargento Tackleberry, que era inevitable comentar el parecido; luego de la pasta y el vino se puso muy amena la noche , las miradas empezaron, en el restaurant, durante la caminata por un parque, en su carro y continuaron hasta que estuvimos frente al edificio donde viviría por unos meses, nos despedimos con un beso en la mejilla, sin apuros (para mí, la espera lo hace todo más interesante) y esa noche soñé por horas con el brillo de sus ojicielos intensos, luego quedamos en un pub el fin de semana, esperé ansiosa ése finde e imaginé de muchas maneras aquél pronto primer beso, luego de unos mojitos y clases de bailecito latino que tanto gusta por estos lares parecía llegar el momento, las miradas y la piel de gallina estaban allí, horas después decidimos que era tiempo de volver; otra vez en la puerta del edificio, él cogió mis manos, cruzamos miradas y me dijo “me gustaría darte un beso, puedo?” (algo nuevo para mí, nadie antes me había pedido autorización textual para hacerlo), era obvio que yo quería besarlo hace horas, pero sólo dije “desde luego”, cerré mis ojos y me acerqué a él esperando un gran beso apasionado y sentí unos fugaces labios fríos muy suaves (alguito más que un piquito) y mientras me disponía a entreabrir los labios y continuar mi beso de telenovela oí un “gracias” que me hizo abrir los ojos prontamente y en un segundo se me quitó el efecto de la copas, sólo quería bajarme del auto e irme a dormir …



han transcurrido muchos meses pero aún recuerdo sus ojos y tengo la inquietante curiosidad del sabor de sus besos ...