Conocí a A en mi último cumpleaños y ya van varios meses desde entonces, apenas lo volví a ver una vez ... nada excepcional, nada extravagante, algo reservado sí, no hallé característica muy destacable en él, "alguien para conversar" debo haber pensado, y efectivamente así empezó todo, hemos pasado meses hablando (como se hace ahora, por las redes sociales) pero aún no reconozco el instante en que pasó de ser un chico convencional a un hombre extraordinario, ése con el que una a sueña con los ojos abiertos, aquél por quien, una muy feliz y contenta, haría lo inimaginable para alegrarle la vida "el hombre de mis sueños", probablemente toda esa magnificencia sólo exista en la fantasía, lo que mi imaginación ha creado sobre él.
De pronto he deseado impetuosamente contrastarlos, a ambos, al hombre de mi cabecita y a ése que solo ví dos veces en mi vida. Se me ocurrió tomar la iniciativa ... "bad idea" ... no me dio oportunidad y tuve que recoger algunos pedazos de mi orgullo herido.
Ahora sé que una también pude bajar la guardia sin necesidad de tener a alguien al lado, día a tras día o creyendo las promesas eternas. Ahora comprendo del peligro de nuestra antojadiza imaginación.
Bah!
El lado positivo? he vuelto al refugio...